Encabezados

“Necesitas pensar positivamente, poner tu corazón y tu alma”: los secretos del éxito de Armando Tafur Kunza, quien pasó de ser un mesero al dueño de un negocio de restaurantes.

Era 1971 cuando Armando Tafur Kunza, un chico de 17 años que no hablaba español bien y solo completaba cinco clases de primaria, llegó a Lima (Perú) desde su ciudad de Chacas del Callejón de Conchukos, con la esperanza de establecerse a trabajar

Dio la casualidad de que un día, caminando por una de las zonas más de moda de la ciudad, Miraflores, vio un cartel con la inscripción: "Se requieren trabajadores". No dudó en entrar y conseguir un trabajo: lavar los platos. Estaba a cargo de ollas, platos, cubiertos, y además tenía que hacer la limpieza. Pero su sueño era el trabajo de un camarero.

Experiencia de camarero

Hubiera seguido siendo un sueño si algún día Amando no hubiera hecho un nuevo amigo, un conductor que era empleado del restaurante El Rincón Gaucho, ubicado en la calle Malecón de la Reserva, y le dijo que quería conseguir un camarero. La suerte le sonrió, y después de una semana no solo le enseñó el trabajo deseado, también aprendió los secretos de cocinar carne roja guisada.

Su deseo de conseguir nuevos se convirtió en pasión, fue precisamente esto lo que lo llevó a cambiar de trabajo e ir al restaurante Manolo, donde estudió cocinando bocadillos. Después de eso, se fue a trabajar a La Carreta en San Isidro, un restaurante especializado en platos de carne y parrillas. Allí pudo ganarse la simpatía del dueño, identificando los tipos de carne que se presentaron en la mesa.

Luchando por nuevos conocimientos y mejorando constantemente, Armando decidió comenzar a ahorrar dinero para abrir su propio negocio, utilizando toda la información y los consejos que recibió mientras trabajaba como mesero.

Además, también tenía mucha experiencia en su estrategia de atraer clientes, porque, como camarero, seguía visitando tarjetas de visitantes con quienes trabajaba y con quienes establecía buenas relaciones; por lo tanto, con estas tarjetas de visita, creó su primera base de datos.

Gracias a su trabajo en La Carreta Amando, pudo aprender y estudiar profundamente cómo funcionan el bar, la cocina, el almacén, la sala de estar y cómo se entregan los productos de alta calidad.

Big Jump: Hornero

Y después de 28 años de trabajar en restaurantes, este tenaz provincial decidió que era hora de dar un nuevo gran paso: de un empleado por un salario a un empresario. A finales de 2000, su sueño se hizo realidad, desde que abrió su primera institución en El Hornero, en el Malecón Grau de Chorrillos. El trabajo fue muy duro y hubo suficientes dificultades. Años después, abrió otro establecimiento en San Isidro, y luego en La Molina.

El Hornero no es su primer negocio independiente, porque antes de eso abrió una tienda de pollo dirigida por su esposa, a quien conoció cuando ella trabajaba en la casa. Hoy, sus cinco restaurantes emplean a más de 350 personas (en Chorrillos, San Isidro, Pachacamaca, La Molina y Asia).

El secreto de su exito

Para Armando, el secreto de su éxito es cómo sirve a los clientes. Recibe a sus visitantes en la misma puerta. A esto agrega su principio principal: necesitas invertir en ti mismo, tu alma y corazón, y pensar solo positivamente.

Sin lugar a dudas, este es el largo viaje de Armando hacia el éxito y, a pesar de todo, logró alcanzar el pináculo en el negocio gastronómico, convirtiéndose en un ejemplo para muchos emprendedores principiantes.


Agrega un comentario
×
×
¿Estás seguro de que deseas eliminar el comentario?
Eliminar
×
Motivo de la queja

Negocios

Historias de éxito

Equipo